El mundo de Sanchos que se creen Quijotes

Para combatir el insomnio no hay nada como ver un documental sobre la vida en paises que, despues de carrera y media, aun no se ubicar en el mapa a ciencia cierta (como mi padre diria: no se que os ensegnan en la Universidad). Hay realidades que ni la mas salvaje de nuestras imaginaciones se atreveria a imaginar.
Supongo que en la Universidad aprendemos, entre otras cosas, a ver el mundo mas alla de los libros. Nos intentan dar las claves para descifrarlo y con ello nos hacen, aunque no seamos conscientes, un poco mas libres.
Pero nadie te ensegna a aprender mas rapido de los errores que, tercamente, nos obstinamos en cometer repititivamente. Me pregunto que sucede cuando ese aprendizaje nunca llega y las fuerzas para combatir las desilusiones se agotan.
Hoy en dia lo mas facil es abandonar a la primera de cambio, porque solo los obstinados pueden resistir los embates de la sinrazon. Y es que de eso sobra. Por desgracia.
Es que hoy lo queremos todo aqui y ahora. La velocidad se pasea por nuestras calles y nos hace adictos a su caotico ritmo. Hoy en dia parece que solo estamos interesados en prolongar el vacio de esta carencia de una vision de un futuro mejor que a nadie parece quitarle el suegno. Ignoramos conscientemente el ruido que hacen los que quieren ser oidos. Nos programamos con el cafe de la magnana para pasar un dia en un Truman Show, donde todo huele a ficcion, donde el olvido no se atreve, se impone como una dogra sin la que seria imposible vivir. Hasta que llega el salario. Hasta que llegue el pan.
Quien quiere sognar en un cielo sin estrellas, en un firmamento lleno de agujeos negros que amenazan con engullirnos en cualquier momento? Puede que lo hayan hecho ya, y por eso estamos tan perdidos, tan solos en compagnia de nuestro enemigo.
Me asusta este avance hacia la incertidumbre. Me siento caminar sobre la cuerda floja, sobre arenas movedizas de una razon que flaquea ante las embestidas de un mundo que se resiste a cambiar cuando es lo unico que necesita.
Asi, el caballro de la triste figura, recobro su cordura y Sancho se volvio loco. Pero esa fue siempre una definicion ambigua; la de quien es el loco y quien el cuerdo.
Lo sigue siendo...Todo depende del punto de vista desde el que miremos. Hay que entrenar la mirada para que no nos den gato por liebre. Ni con esas nos salvamos, porque aun quedan muchos molinos que derribar.