Tuesday, 30 June 2009

Recuerdo...

No recuerdo muy bien a quien estaba esperando en Books aquella tarde de Febrero del 2004.
Me resguardaba de la lluvia y del frio invernal en el interior de esa tienda de libros que solia frecuentar muy a menudo; estaba en el centro de Cambidge, y me gustaba pasar alli las horas muertas, entre sus estanterias que olian a hojas por estrenar yen sus pasillos que rezumaban el aroma a cafe recien hecho y a muffins de chocolate.
Recuedo que llevaba puesto ese jersey de lana blanca que habia comprado en Galicia aquel invierno y mis vaqueros negros desgastados que cubrian las botas de cagna alta de las que no me habia separado en toda la estacion.
Miraba hacia el cielo, buscando un atisbo de claridad, aunque raramente las nubes negras ceden a los rayos de sol en las tardes de Febrero inglesas, en las que siempre oscurece prematuramente.
Pero por aquel entonces yo aun era ajena al tipo de rutina en el que te atrapan las condiciones meterorologicas de este pais. De aquellas, todavia era una emigrante novata en una tierra en la que todo me parecia fascianante y me llamaba gratamente la atencion.
Estaba perdida en algun pensamiento no demasiado profundo cuando senti que unos dedos me daban unos toques en la espalda.
Por un segundo pense que seria aquel amigo o amiga a quien esperaba, y al girarme vi como una figura alta y vesida de oscuro se colocaba rapidamente frente a mi.
Cuando le vi, tuve que contener una expresion a medio camino entre sorpresa y excitacion.
Es curioso que, despues de todos estos agnos, todavia siga recordando su mirada de color miel; como si la hubiese visto tan solo ayer.
Tambien me acuerdo de como latia mi corazon, que trataba de recuperar el aliento y de como, sin gran exito, mi cerebro buscaba algo que decirle para conseguir retenerle un instante bajo la lluvia.
Su sonrisa..Aquella sonrisa...daria cualquier cosa para que volviese a hacer brillar mis ojos y mi mundo.

Si hubiese segundas oportunidades, te hubiese dicho: No te vayas. O me voy contigo. Quiero compartir viaje con tu alma inglesa; alli a donde tu te dirijas, yo conducire mis pies.
Sin embargo, deje que te perdieses en la lluvia, que las piedras de Cambridge amortiguasen el ruido de tu adios y me mirasen sintiendo lastima por mi, pues sabian cuan duro me iba a resultar el echarte de menos.
Hoy tan solo me quedan los recuerdos de tu figura detras de la barra de Lawyers, el pequegno pub en donde te conoci.
Me quedan vagos recuerdos de pequegnas cosas en las que no pienso demasiado para no verter mas lagrimas en vano y me pregunto a donde estaras ahora mismo.
Quizas en Madrid o en Sydney. Es posible que hayas decidido regresar a Kent, tu lugar de origen, o volver a Cambridge y abrir tu propio club de Jazz.
Incluso puede que vivas aqui, en Londres, y que un dia de estos nos crucemos en el metro sin saberlo. O, si el destino es grato, quizas me conceda la oportunidad de verte de nuevo y, si la vida nos ha tratado bien, puede que disfrute una vez mas de tu dulce y asombrosa sonrisa.

Como de grande puede ser el mundo en ciertas ocasiones, cuando hace que dos almas se encuentren y separen de este modo.
Y como nunca se sabe, nunca es tarde para decirlo una vez mas, aunque ya no me escuches: .....

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